Alabado seas: sobre el cuidado de nuestra casa común (Laudato Si')

por el Papa Francisco

De tapa dura

Fecha de envío prevista para finales de agosto.

La tierra es la casa común de la humanidad. Es un regalo de Dios. Sin embargo, el abuso de la libertad por parte del hombre amenaza ese hogar. En su encíclica Alabado seas (Laudato Si), el Papa Francisco desafía a todas las personas a alabar a Dios por su gloriosa creación y a trabajar para salvaguardarla. La carta encíclica toma su nombre del Cántico de las Criaturas de San Francisco de Asís, que describe la creación como una hermana con la que compartimos nuestra vida y una madre hermosa que abre sus brazos para abrazarnos.

Esta hermana, declara el Papa Francisco, ahora clama a nosotros por el daño que le hemos hecho con nuestro uso y abuso irresponsables de los bienes con los que Dios la ha dotado. Pide una ecología integral basada en lo que el Papa San Juan Pablo llamó conversión ecológica, una transformación moral que vincula la respuesta adecuada a Dios por el don de su creación con la preocupación por la justicia, especialmente por los pobres. Desafía a las personas a entender la ecología en términos del correcto ordenamiento de las relaciones fundamentales de la persona humana: con Dios, consigo mismo, con los demás y con el resto de la creación.

Francis examina preocupaciones ecológicas como la contaminación, los desechos y lo que él llama la cultura del descarte. El clima, insiste, es un bien común que hay que proteger. Explora el uso adecuado de los recursos naturales y nociones como la sostenibilidad desde una perspectiva judeocristiana. La pérdida de biodiversidad debido a las actividades humanas, la disminución de la calidad de vida de muchas personas, la desigualdad global de recursos, así como la preocupación por el consumismo y el individualismo excesivo también amenazan el buen orden de la creación, escribe el Papa Francisco. Si bien valora la tecnología y la invocación, rechaza los esfuerzos por repudiar el orden natural, incluida la ley moral inscrita en la naturaleza humana o confiar simplemente en la ciencia para resolver problemas ecológicos. Los recursos morales y espirituales son cruciales, incluida la apertura al propósito de Dios para el mundo.

Exponiendo la tradición bíblica sobre la creación y la redención en Cristo, Francisco subraya la subordinación del hombre al plan de Dios y la comunión universal de toda la creación. Dominio, sostiene, significa mayordomía responsable en lugar de explotación. Rechaza tratar la creación como si fuera divina e insiste en la primacía de la persona humana en la creación. También explora las raíces de la crisis ecológica en el abuso de la tecnología por parte del hombre, su egocentrismo y el surgimiento del relativismo práctico. Sin rechazar los cambios políticos, implora a las personas que cambien su corazón y sus formas de vida.

Los Papas Benedicto XVI, San Juan Pablo II y Pablo VI abordaron temas clave relacionados con la administración de la creación y la justicia de Dios en el mundo. Pero el Papa Francisco es el primero en dedicar una encíclica entera al tema.